Lateralidad

Qué hacemos

Lateralidad

La lateralidad es la distribución ordenada de las funciones de los dos hemisferios (derecho e izquierdo) que forman el cerebro. El proceso de la lateralidad es fruto de la evolución y la madurez del sistema nervioso con el objetivo de realizar determinadas funciones con el mínimo consumo de energía.

El cuerpo humano tiene partes anatómicas pares y simétricas, formado por un sistema doble de órganos dividido a través de la línea media corporal (tenemos dos ojos, dos orejas, dos manos, dos agujeros de la nariz…incluso la boca embriológicamente también es doble, y cierto es que la funcionabilidad de cada lado de la boca en la masticación es diferente).

Al haber partes anatómicas pares, ante una respuesta al medio externo, nuestro cerebro ha de decidir con qué lado del cuerpo tiene que actuar en determinado momento y así es como se van formando las dominancias corporales.

¿Qué es la Lateralidad cruzada?

Lo ideal es que la lateralidad se asiente de forma clara y eficiente según su tendencia natural determinada genéticamente,pero en muchos casos, tanto factores externos como internos, pueden desviar este correcto afianzamiento de la lateralidad.

Si las dominancias se establecen de forma homogénea, es decir, que domina claramente un mismo lado del cuerpo (diestro o zurdo de mano, ojo, oído y pie) podemos hablar de una lateralidad bien establecida, sea diestra o zurda. En este caso la información entra y sale desde el hemisferio referencial de forma ordenada y rápida. Pero cuando predomina el lado derecho para un miembro del cuerpo (por ejemplo, la mano) y el lado izquierdo para otro miembro del cuerpo (por ejemplo, el ojo) estaríamos hablando de una lateralidad cruzada.Esto hace que el procesamiento de la información desde que entra por las vías sensoriales hasta que sale por las vías de salida motoras haga un mayor recorrido entre ambos hemisferios cerebrales.

Desde el nacimiento y durante los primeros años, el niño, gracias al desarrollo motor que empieza con el arrastre y continúa con el gateo, debe aprender a integrar la función de los dos hemisferios cerebrales a través del cuerpo calloso, que es la estructura que conecta los dos hemisferios. Esto le va a permitir orientarse en el espacio y en la dirección, condición indispensable para el aprendizaje de la lecto-escritura.

En una primera etapa, la activación de la lateralidad es alternante. En relación a la visión, esta etapa es monocular alterna. El desarrollo durante los primeros años de vida es crucial para el buen desarrollo del sistema nervioso, de la lateralidad y de la visión.

El traspase de información se realiza gracias a la gran labor del cuerpo calloso, que es una estructura formada por fibras nerviosas que conecta la información entre ambos hemisferios. Está sería la clave de si una lateralidad cruzada afecta a la vida escolar de un niño o no. Si este cuerpo calloso es muy ágil y activo, la información se cruza de un hemisferio a otro sin que esto suponga un problema. En cambio, si el cuerpo calloso está poco activo o bloqueado, costará mucho esfuerzo unir toda la información para procesarla adecuadamente y entonces es cuando esa lateralidad cruzada se manifestará en lentitud en el aprendizaje.

¿Cuales serían los signos o síntomas relacionados con un problema de desarrollo de lateralidad?

 

    • El niño parece inteligente, pero tiene dificultades para leer.
    • Se cansa con rapidez cuando lee. No tiene paciencia, se frustra…
    • Es incapaz de estar quieto, no aguanta mucho tiempo realizando una tarea.
    • Desordena o invierte palabras, letras o números.
    • Lee siguiendo la línea del texto con el dedo.
    • Sufre dolores de cabeza o picores en los ojos al leer.
    • Acerca mucho la cara (los ojos) al libro.
    • Confunde letras, como la “b” y la “d”, o la “p” y la “q”.
    • Ve borroso o doble al leer o escribir.
    • Mueve la cabeza al leer en lugar de mover los ojos.
    • Tiene dificultad para recordar las palabras y su ortografía.
    • Al leer, se pierde, se salta líneas enteras o palabras.
    • Lee, pero no comprende el texto. No sabe contar lo que acaba de leer.
    • Tiene dificultades al copiar algo de un libro, o de la pizarra en el colegio.
    • Las acciones de tutoría o los medicamentos no han tenido éxito en la mejora de su rendimiento.
    • Le dicen que padece dificultades de aprendizaje, dislexia, o TDAH…

La Optometría Comportamental actúa en estos casos con programas personalizados e individuales que permiten corregir los defectos visuales que generan los síntomas citados. Habréis observado que algunos de los signos y síntomas citados en este apartado coinciden con los citados cuando hemos hablado de disfunciones visuales. Un completo examen optométrico sirve para precisar cuál es la anomalía que presenta cada paciente. Una vez determinadas las causas y diagnosticado el problema, se diseña la terapia específica que ayuda a poner en orden las dos partes del cerebro, de modo que éste pueda procesar mucho mejor la información que le llega.